AUDIO EN LOS COCHES

Ésta vez me he centrado en la música, algo que también me encanta y pienso sin la cual no podría vivir. Eso de asociar canciones a momentos de tu vida o simplemente lo bien que me siento cuando me sale bien una canción tocando la guitarra o cantando.... no hay palabras, la música es como el multijugador del call of duty, INFINITA.

Hace tiempo, hará unos tres años ya, hice, antes de convertirse este blog (para los que no lo sepan ) en un blog sobre mis inquietudes cotidianas, un artículo referente a la música. Pero no en plan de: "Me gusta tal canción o estilo". No. Lo hice pensando en los efectos de la música en nuestro interior, en nuestro organismo. Es evidente que no nos afecta igual escuchar una canción que nos gusta y nos hace sentir bien, que una que aborrecemos y nos altera. Pero, es que, yo, he comprobado en mí mismo, que una música que nos gusta nos puede hacer daño inlcuso.
No sé si esto sólo me pasa a mí, pero me gusta el heavy metal, y , a pesar de ello, cuando lo escucho, me pongo nervioso, irritado y claro, repercute en mi estómago.
A la gente ( en general ) puede que no le pase, pero sí está claro que cierta música nos influye mientras conducimos ya sea positva o negativamente.
Para algunos es una fuente de evasión, sobre todo si hay tráfico y ruedo ambiental molesto. Otros escuchan música de su gusto por placer, pero hay gente que cuando pone música se vuelve agresiva. Ahí es donde quería llegar. De todas formas, tampoco voy a psicoanalizar este efecto, pero quiero simplemente dar constancia de él.

Cada uno que escuche lo que quiera , pero como decía un antiguo profesor mío, para él, no como algunos que ponen la música a todo volumen para que la oigan los peatones. A éstos últimos los denominaba "los solidarios". Por suerte, esa moda casi tunera ha acabado.

Bueno, aquí lo teneis, que tengo otros dos más en la reserva para estos tiempos que se acercan, más no puedo decir....

                                         MÚSICA Y COCHES

Desde luego la música y los coches siempre han tenido relación desde que la tecnología ha permitido unirlos gracias a radios en principio o equipos de audio de diferentes marcas creciendo en calidad hasta permitir tener una orquesta o una fiesta rave dentro del vehículo con un número excesivo de altavoces y subwoofers. Ya en los años 50 se empezó a implantar la radio como cosa de lujo. Poco a poco se fueron desarrollando los sistemas de audio y mientras los Beatles dejaban paso al rock setentero, la radio seguía siendo la única fuente de escucha de música. Pero ya en los ochenta se introdujo como novedad la famosa casete. Aunque sigo insistiendo era una opción cara y muy pocos coches se permitían el lujo de ofrecer este sistema, hasta el 2000 por ejemplo, todavía se daba el caso de usar este tipo de aparato. La casete era muy versátil pues su tamaño era reducido y con las llamadas vírgenes se podía grabar música de nuestro gusto para escucharla posteriormente. La revolución comenzó a finales de los 90. Los equipos ya eran seriamente competentes y la escalada de decibelios no paraba de crecer. Empezaron a aparecer marcas de renombre y para los melómanos, instalar un aparataje de altas prestaciones era caro pero posible así para ellos escuchar cualquier tipo de melodía y "compartirla" con los viandantes en la ciudad. El nuevo milenio trajo el CD y aún hoy en día es como mínimo obligado que un coche tenga la opción de implantar un sistema de lectura de éstos, incluso en MP3, para así escuchar todo tipo de canciones. Lejos de quedarse atascados, aunque en el tuning ha decaído mucho, hasta casi considerarse una reliquia el llevar altavoces hasta en el salpicadero por decirlo de alguna manera, firmas como Bang & Olufsen, Harman Kardon o Bose, se han hecho con la exclusiva en ciertos modelos y son símbolos de calidad y el precio a veces lo refleja. Algunos rondan los 3000 euros y cuentan con sonido envolvente, hasta 10 o más altavoces con subwoofer o tweeters, etc. Y todo eso sin comentar la opción de usar pendrives, tomas AUX para ipod o escuchar la música del móvil en alta calidad. La música nunca se ha llevado mal con la conducción. Uno puede escucharla para relajarse en el tráfico intenso, para disfrutar en viajes largos, o para fardar. Lo que sí está claro es que una música agresiva, aumenta nuestros "malos impulsos" y no es recomendable. Pero ahí ya la ley no puede hacer nada.